Nuestra austera RAE la define como ‘adorno de oro, plata o platino, con perlas preciosas o sin ellas. La etimología de la palabra parece ser que proviene del francés antiguo joie o joiel (alegría, gozo), y éste del latin vulgar jocale, un derivado de jocus, ‘juego, diversion, objeto placentero’, puesto que el sentido lúdico de las joyas y de las piedras preciosas, así como su empleo como amuletos y en las artes adivinatorias (agrave; sortija y diamante) estaba bastante arraigado en la antigüedad.
Joyas, diminutas obras de arte para engalanar el cuerpo humano, cargadas de historia, de significado, de belleza y simbolismo.
Las Joyas siempre han formado parte de la cultura de la humanidad. Se tiene conocimiento de la existencia de ‘joyas’ hace ya más de cien mil años desde el momento en los seres humanos comenzaron a usar ropa y herramientas). Los materiales utilizados al principio fueron piedras, plumas de las aves, huesos de animales, conchas del mar, madera e incluso obsidiana, considerada históricamente como una piedra especial. Con el tiempo, poco a poco, los artesanos empezaron a utilizar metales y piedras preciosas adquiriendo una gran habilidad y precisión.
Se han encontrado joyas de hace 5.000 años fabricadas con restos de meteoritos.
En determinadas épocas históricas las joyas han constituido una forma no verbal de expresión. Su uso estaba ligado a la riqueza, al rango social, la afiliación política e incluso religiosa. También han servido como muestra de afecto a otra persona. Egipto fue de las primeras civilizaciones en usarlas. Lo hacía a modo de talismán o amuleto, para honrar a militares, reyes y faraones, y por supuesto, en los ritos funerarios. Utilizaban oro, plata y también cobre, y piedras preciosas como el jade o el rubí, materiales cargados de un profundo significado religioso para los egipcios. Fue en Egipto y Mesopotamia donde se establecieron determinados estándares en los materiales ligados a los metales, las gemas y la fabricación del vidrio. Muchas de las tendencias actuales de la moda provienen de hace más de tres mil quinientos años.
La India fue la primera en dominar el procesamiento del oro, desarrollando mucho antes que nadie el arte de las joyas de oro. Después, China impulsa el desarrollo de la joyería como arte y difunde lentamente su desarrollo por el resto de Asia. El estilo Chino se basa en la propia naturaleza, los animales y muy especialmente en los dragones, elemento tradicional en su cultura y que ha llegado hasta nuestros días. En Grecia predominaron las joyas de oro con piedras preciosas, collares, pulseras, alfileres. A los griegos les debemos la creación del camafeo fabricado con ágata.
En la cultura romana se usaban mucho las joyas diseñados para el cabello. Inventaron ell anillo de compromiso, elaborados con oro, plata y piedras preciosas. En un artículo anterior comentábamos que, al llegar la Edad Media, las joyas eran usadas exclusivamente por nobleza y clero, y por ricos comerciantes (aquí es cuando la joyería empieza a asociarse con el poder y la riqueza). También se usaban joyas para rituales mágicos o sagrados. Con la llegada del renacimiento llegan las artes y una cierta revolución tecnológica. Algunos pintores y escultores de reconocido prestigio, comienzan a introducirse en el mundo del diseño de joyas, creando verdaderas obras de arte.
Entre los siglos XVII y XIX el uso de joyas se generaliza ya que la industrialización permite la fabricación en serie de piezas lo que abarata los costes. Ya en el siglo XX, aparece la joyería de autor, ligada al movimiento Art Nouveau que otorga valor a la forma y al diseño, pero sobre todo, a la originalidad.

En pleno siglo XXI la joyería ha tenido que aprender a adaptarse a los nuevos tiempos: el cliente actual ya no busca el lujo, busca la diferencia. Los hombres han usado joyas también a través de la historia. Y no sólo reyes, alto clero o ricos comerciantes. La empuñadura del bastón y el reloj de bolsillo –que en su mayoría eran de oro–, eran prendas muy populares durante la era de la revolución industrial. Demostraban clase y distinción entre los hombres de esa época. Los piratas usaban piezas de plata y de oro en sus orejas como símbolo de poder.
El uso de joyas masculinas ha tenido un incremento en la última década debido a un aumento en los hombres del interés en el cuidado de su imagen. Atrás quedó el uso de un simple reloj o anillo de compromiso: hoy día es muy habitual ver hombres llevando collares y brazaletes o pulseras y pendientes. De hecho, los primeros pendientes en la historia se crearon para los hombres. Los egipcios creían que los malos espíritus entraban por los orificios de su cuerpo, a través de la nariz y las orejas. Para protegerse de estos seres utilizaban pendientes como amuleto de protección. Se data el primer “pendiente” en el 3.000 ac donde las primeras dinastías comenzaron a utilizarlo.
Los persas, creían que los pendientes ayudaban al guerrero en la lucha, por este motivo eran los hombres los que llevaban orgullosos estas joyas. Asimismo, los japoneses y turcos también los portaban en sus batallas, ensalzando el poder varonil y combatiente. Utilizaban pendientes porque creían que los salvaguardaría de cualquier infortunio (Otorgar poderes místicos a una pieza de joyería ha sido algo muy habitual a lo largo de los tiempos y las civilizaciones).
El uso primordial original de los pendientes era para los hombres. Hasta la Edad Media las mujeres apenas habían empleado esta joya tan popular hoy en día. Es en este mismo momento cuando se deja de lado el poder místico y comienza a tener fuerza el valor estético. Las mujeres de alta sociedad utilizaban .as formas y los materiales para indicar la posición social de la familia mientras que los colores revelaban las intenciones en sus encuentros con pretendientes.
Se cree que los piratas empleaban los pendientes para ver mejor de lejos en sus aventuras marítimas. De hecho, actualmente los expertos en acupuntura refuerzan esta teoría al indicar que el lóbulo de la oreja es el “punto de la visión” y si se perfora con las agujas se consigue mejorar la vista.